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jueves, 12 de febrero de 2009

Flores en la cocina

Una de las reinas florales de multitud de platos son las flores de calabacín. Estas son flores con una suave textura y sabor dulzón.
Si tuviéramos que hablar de todas ellas, la lista sería interminable.
Probando algunos platos con flores, nos damos cuenta de que no sólo están para alegrarnos la vista o para perfumar nuestro olfato. También están para deleitar nuestro paladar.
Las flores desde siempre han formado parte de nuestra dieta, sólo que la mayoría de nosotros no estamos al tanto de ello; el alcaucil (alcachofa), el coliflor, el brócoli, el clavo de olor y el azafrán son deliciosas muestras de ello.
Además existe toda una variedad de especies que pueden incorporarse como ingredientes principales o sólo para decorar los platos, como las flores de hierbas u ornamentales.
Según afirma un informe de Zhang Dongsheng de la Sociedad de Ciencias y Tecnologías Alimentarias de china , las flores contienen grandes cantidades de nutrientes, algunas son ricas en proteínas, grasas, almidones, aminoácidos, vitaminas A, B, C, E y minerales.

Existe una gran variedad de flores comestibles, las más usuales son las rosas y las flores amarillas de las calabazas, pero hay otras que abren un abanico de posibilidades culinarias como ser: las amapolas, claveles, azahares crisantemos, malvas, pensamientos, jazmín, gladiolos, salvia o violetas, etc…
No está de más saber que no se puede comer cualquier flor del jardín, hay muchas que son realmente tóxicas y las que se compran en la florería pueden contener pesticidas o fertilizantes. Lo ideal es consumir las flores identificadas cuya procedencia sea fiable.

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