lunes, 13 de abril de 2009
Vamos a detectar mentiras
Tardamos más tiempo en decir una mentira que en contar la verdad. Exactamente un 30% más, según acaba de demostrar un equipo de investigadores británicos. Para probarlo han utilizado el test Tara (siglas de Timed Antagonistic Response Alethiometer), que plantea a los sujetos una serie de cuestiones en la pantalla de un ordenador y analiza la velocidad de respuesta con un complejo algoritmo. Los más lentos en contestar son también los más embusteros.
Aiden Gregg, psicólogo de la Universidad de Southampton y creador de TARA, cree que las diferencias en la velocidad de respuesta se deben a que mentir requiere una actividad cognitiva más compleja que ser honestos. Y sugiere que este test podrá reemplazar a los actuales métodos para detectar mentiras que usan los criminalistas. “Los mentirosos habituales ya saben que las personas miran hacia otro lado o se tocan la nariz cuando mienten, por lo que han aprendido a controlar sus movimientos y mirar directamente a los ojos”, explica Gregg. Además está demostrado que los polígrafos, que miden cambios en la presión sanguínea o la temperatura corporal, pueden “acusar” de mentir a muchos inocentes.
Según los expertos, una persona normal dice tres mentiras en una conversación de diez minutos, a lo que hay que añadir un buen puñado de omisiones, faroles y exageraciones sin importancia. Sin embargo, los interlocutores solo detectan las trolas en un 54% de las ocasiones.
Aiden Gregg, psicólogo de la Universidad de Southampton y creador de TARA, cree que las diferencias en la velocidad de respuesta se deben a que mentir requiere una actividad cognitiva más compleja que ser honestos. Y sugiere que este test podrá reemplazar a los actuales métodos para detectar mentiras que usan los criminalistas. “Los mentirosos habituales ya saben que las personas miran hacia otro lado o se tocan la nariz cuando mienten, por lo que han aprendido a controlar sus movimientos y mirar directamente a los ojos”, explica Gregg. Además está demostrado que los polígrafos, que miden cambios en la presión sanguínea o la temperatura corporal, pueden “acusar” de mentir a muchos inocentes.
Según los expertos, una persona normal dice tres mentiras en una conversación de diez minutos, a lo que hay que añadir un buen puñado de omisiones, faroles y exageraciones sin importancia. Sin embargo, los interlocutores solo detectan las trolas en un 54% de las ocasiones.
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